El General Vitalicio y Héroe Nacional de la República, Antonio Imbert Barrera, fue velado ayer en la Catedral Primada de América, siendo de los pocos en recibir esa distinción fúnebre sin ser obispo.
La ceremonia fue realizada de manera hermética entre familiares y allegados, quienes aseguraron que el rostro de Imbert Barrera tenía un semblante de paz cuando se encontraba en el ataúd, y además, vestía un uniforme negro de gala.
El cuerpo del último héroe de mayo seguirá expuesto hoy a partir de las 9:00 de la mañana, donde luego se realizará una misa de cuerpo presente a las 11:00 de la mañana. Posteriormente, sus restos serán trasladados hacia su última morada en el cementerio Puerta del Cielo.
El general Advitam fue el presidente número 47 del país y superviviente, junto a Luis Amiama Tió, del complot en que fue asesinado el dictador Rafael Leonidas Trujillo, el martes 30 de mayo de 1961.
La emboscada tendida al tirano también fue planificada por Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Amado García Guerrero, Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Manuel (Tunti) Cáceres, Roberto Pastoriza, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda.
Frank Rainieri, quien habló en nombre de la familia, destacó el acto de valor y coraje que tuvieron Imbert Barrera y los demás héroes nacionales para ajusticiar a Trujillo, cuyo acto dio apertura a la democracia.
“El ajusticiamiento del tirano más malvado que ha habido en América es lo que ha permitido que hoy podamos, precisamente con nuestras imperfecciones y problemas, conversar y compartir libremente cosas que ni se soñaban en aquella epoca”, afirmó Rainieri.
El empresario agregó que la participación que tuvo Imbert Barrera el 30 de mayo “está escrita en la historia”.
“Recuerden que aquel día del ajusticiamiento del dictador, había dos componentes entre los complotados, los políticos y los de acción”, explicó.
Rainieri detalló que los “componentes de acción” realizaron su parte cuando eliminó al tirano aquella noche, pero que la otra facción, la llamada a ejecutar el segundo paso del complot, no la pudo llevar a cabo.
También describió al Héroe de Mayo, a quien consideraba un padre, como alguien callado y respetuoso que no alardeaba de sus proezas.
El empresario dijo que después de la decapitación del Trujillato, Imbert Barrera tuvo que lidiar contra los remanentes políticos, económicos, e incluso, de la prensa post-trujillista, quienes consideraban al general vitalicio como el enemigo número 1.
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