El norte de Manny Acta, su obsesión, es volver a ser cabeza en una cueva de Grandes Ligas y su regreso con el Licey para el curso pasado fue una interrogante hasta la primavera de 2015. Pero las cosas no terminaron bien con los azules, su salida creó el estímulo (¿venganza?) para retornar a la pelota criolla y, para rebosar de adrenalina al nuevo reto, no había mejor equipo que el gran rival directo de su ex empleador.