ESTADOS UNIDOS. Los Astros de Houston consiguieron algo fantástico en el 2017. Algo tan mágico, tan emocionante, algo que tocó de cerca a tanta gente y que pareció unir a un área entera de casi siete millones de personas de una manera que no sucede muchas veces, y que posiblemente no vuelva a suceder.
En los días que siguieron al triunfo de los Astros en el Juego 7 de la Serie Mundial, casi todos dentro de la organización -cada jugador, coach, directivo y ciertamente el manager A.J. Hinch- seguía tratando de comprender la magnitud de lo que habían logrado, segun informó MLB.COM.
Cuando pasan 55 años para conseguir un campeonato, cuando los fanáticos del equipo han pasado sus vidas viendo celebrar a otros equipos y a otras ciudades, es normal que la fiesta dure un buen rato.
Varias semanas después de la Serie Mundial, los fanáticos empezaron a hacer filas en las afueras de una tienda de artículos deportivos de Houston a la media noche para poder conseguir un autógrafo del venezolano José Altuve la mañana siguiente. Algunos lloraron cuando se le acercaron al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Otros simplemente querían darle las gracias y contarle cómo crecieron yendo al estadio con sus padres y cuánto significa este equipo para ellos.
Una imagen impactante fue la de una familia celebrando en frente de la televisión en una casa que había quedado destruida por el huracán Harvey algunas semanas atrás. Debido a escenas como ésa, los Astros sabían que probablemente nada de lo que hagan en el resto sus carreras, sin importar cuántos campeonatos más ganen, se acercará a éste en términos del impacto causado en la región.
Como dijo Hinch, “Siempre solemos pedirle a una ciudad que apoye a un equipo. Pero también está bien pedirle a un equipo que apoye a una ciudad”.
Y ésa fue la historia de estos Astros, campeones de la Serie Mundial 2017. Esta es una historia de béisbol, pero también la de una ciudad y sus masivos y verdaderos problemas. En un momento en la que la cuarta ciudad más grande de los Estados Unidos estaba de rodilla debido a una tormenta que la sumergió en el agua, los Astros hicieron algo importante.
Por un par de horas cada día, les regalaron a los habitantes de Houston la oportunidad de enfocarse en algo distinto. Los Astros se remangaron las camisas e hicieron cosas básicas como entregar comidas, rescatar mascotas y limpiar casas. Pero en medio de la temporada de béisbol, no era mucho más lo que podían hacer.
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