Algunas casas colapsaron por completo y formaron montículos de piedra y yeso. Algunas están resquebrajadas, lo que dejó a la vista salas de estar congeladas en el tiempo.
La villa de Castelluccio di Norcia, en el centro de Italia, una de las más dañadas por el terremoto del domingo, es conocida por el bello florecimiento de sus campos de lentejas y su encanto histórico. Ahora es un pueblo fantasma.
Debido a que los caminos quedaron dañados, casi todos los 300 habitantes fueron sacados del lugar en helicóptero. Todos sobrevivieron gracias a que un potente sismo ocurrido en agosto motivó que se mudaran a viviendas temporales más seguras, como vehículos con remolque y contenedores.
Pero un grupo de 13 personas se negaron a salir de la villa. Ellos, en su mayoría campesinos, quieren estar cerca de su ganado, ovejas y caballos, de su sustento, sin lo cual realmente no les quedaría nada por lo cual regresar.
"Prácticamente regresamos a la edad de piedra", dijo Augusto Coccia, de 65 años.
Él era uno de los agricultores que estaban desayunando en contenedores ubicados en la plaza principal cuando ocurrió el terremoto más reciente. Éste sacudió los contenedores y llenó el aire de una gruesa nube de polvo.
El movimiento telúrico de magnitud 6,6, el más fuerte en el país en los últimos 36 años, derribó edificios e iglesias históricas en todas las villas de los Montes Apeninos. En Castelluccio, el suelo está hasta 70 centímetros (dos pies) más abajo, según el Instituto Nacional de Geofísica.
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