Mario Vargas Llosa transita los terrenos del erotismo heterosexual y homosexual en su más reciente novela, la historia de escándalos y represión "Cinco esquinas".
Desde el primer capítulo, el escritor peruano laureado con el Nobel de Literatura marca el tono de la obra con una escena sensual entre dos amigas, ambas casadas con hombres, que por primera vez hacen el amor entre ellas.
"Creo que la diferencia entre pornografía y erotismo es una diferencia fundamentalmente estética", dijo Vargas Llosa el domingo en una conferencia de prensa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. "La pornografía es un erotismo mal escrito. No es el tema, la materia, sino la manera de tratar el tema o la materia. La pornografía trata de una manera vulgar, chusca, que por eso nos parece obscena".
Mientras el ardiente romance entre Chabela y Marisa se desarrolla, Enrique, el esposo de Marisa, se ve envuelto en un escándalo por la publicación de unas fotografías tomadas durante una orgía. Vargas Llosa recrea así la intromisión del poder en la vida privada que se vivía en el gobierno de Alberto Fujimori en el Perú de la década de 1990.
"Creo que es algo que ocurre no solamente en las dictaduras de cualquier índole, algo que siempre ha ocurrido, incluso en las democracias", dijo el autor declarado en contra de la prensa chismográfica, tema que también aborda en su ensayo "La civilización del espectáculo".
"Es un fenómeno de nuestro tiempo, afecta tanto a los países del primer mundo, más educados, más civilizados aparentemente y a los países menos educados y menos civilizados", apuntó. "Hay una curiosidad por el escándalo, por entrar en la intimidad en la vida privada de las personas públicas".
En medio del escándalo y de la desaparición de su privacidad, Enrique siente un deseo mayor por Marisa, quien por su parte olvida los temores de los ataques terroristas, secuestros, apagones y toque de queda en los brazos de Chabela.
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