El béisbol profesional vivió otra jornada de dolor, pero también de unidad y apoyo durante el último adiós que los jugadores de los Marlins de Miami y de los Mets de Nueva York le dieron al lanzador cubano José Fernández, que el pasado domingo murió como consecuencia de un accidente náutico.
Consternados jugadores y empleados de los Marlins, el equipo al que pertenecía Fernández, de 24 años, escoltaron el miércoles una carroza fúnebre que trasladó sus restos desde el estadio del Marlins Park hasta su velorio.
El dueño de los Marlins, Jeffrey Loria, el piloto del equipo, Don Mattingly, el entrenador de bateo, Barry Bonds y los jugadores del equipo, incluyendo su estrella el jardinero de origen puertorriqueño Giancarlo Stanton, vistieron camisetas blancas con la imagen de Fernández y las letras "RIP" (Descansa en Paz).
Mientras todos ellos caminaban lentamente alrededor de la carroza que salía del Marlins Park en el barrio Pequeña Habana de Miami, donde Fernández era todo un ídolo.
Muchos entre las mil personas que estaban presentes coreaban "¡José, José!", y algunos ondeaban banderas cubanas en honor del popular lanzador cubano.
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