No se trata del código VIX de la bolsa de Chicago, conocido también como el índice del miedo o pánico; tampoco del índice del miedo de Robert Harris, el de la novela del mismo nombre, se refiere sencillamente al miedo, aquel que es aprensión a perder lo que se tiene o a no conseguir lo que necesitas y deseas.
En 1993 el mercado de opciones y futuros de Chicago, el mayor del mundo, construyó un nuevo índice de volatilidad, el código VIX, como forma de medir las variaciones de los operadores o el sentimiento del mercado, tomando en consideración el resultado del índice S&P 500 del mercado bursátil; de manera que, su utilidad viene dada porque cuando el índice bursátil sube, baja el índice VIX, y lo contrario, esto es, si baja el índice bursátil, sube el índice del miedo.
Por su lado, el índice del miedo de Harris se refiere al software que desarrolla Quarry en la narración de la novela, y se lo presenta a Alex que también lo hace suyo, los dos personajes centrales de la obra literaria, que mide la predicción de los mercados financieros, como forma de reducir el miedo sobre los inversionistas que ambos tratan de preservar o conquistar.
El miedo al que se refiere este artículo, deriva en un vacío, que deja un espacio ocioso por la ausencia de opinión con neutralidad valorativa, la que ojalá no conduzca al precipicio, solo porque la práctica de hoy favorezca lo que se transa en un mercado, la oferta y demanda; en contraposición al de las personas que promueven pensamientos, bajo la lógica de que el hombre de ideas es más difícil de atraer, al tiempo que en la mayoría de los casos no genera lealtades; mientras que con el primero sí se logra, al menos durante el periodo que el aceite engrase la máquina.
Ante el pragmatismo, ahora muchos creadores de opinión solo la canalizan, no tienen espacios para la elección, tampoco les interesa, por eso no pueden hacer uso del código VIX, no son jugadores del mercado de opciones y futuros, porque solo cumplen una parte de ese tipo de mercado, son ejecutores, como mucho, al no tener la posibilidad de poder abandonar la posición, no tienen alternativas por el miedo que lo embarga, que lo ubica entre no tener nada o perder lo que tienen.
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