HOMESTEAD, Florida, EE.UU.Vino a Estados Unidos con la esperanza de salvar a su familia de las amenazas de muerte en su natal Guatemala, pero se vio forzada a separarse de sus seres queridos.
mamá de dos pequeños, cruzó en mayo la frontera mexicano-estadounidense caminando con su bebé en brazos, huyendo de lo que asegura fueron amenazas de delincuentes en su pueblo. Su esposo siguió sus pasos dos semanas después con una hija de siete años. Todos fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza.
Ahora la familia está dividida. Él fue condenado por haber ingresado ilegalmente y espera una probable deportación en una cárcel de Atlanta. Ella y su niño de diez meses comparten con familiares que no conocían un cuarto en una casa de esta pequeña ciudad agrícola del sur de la Florida. Su hija está bajo custodia de una agencia de beneficios sociales en Michigan y cuando hablan le pregunta cuándo estarán juntos otra vez.
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