Yoli recorrió cuatro hospitales para dar a luz; Yusmari parió en el pasillo de una manternidad porque las contracciones fueron más rápido que el servicio médico. La postración de la salud en Venezuela hace del parto un viacrucis.
Con 37 años, Yoli Cabeza tenía un embarazo de alto riesgo, pero esto no la salvó del “ruleteo”, como se conoce la práctica de remitir pacientes de un hospital a otro por falta de personal, insumos o condiciones sanitarias.
“Recorrí todos los hospitales de San Félix y Guayana, hasta que volví a la maternidad (Negra Hipólita) y me recibieron”, contó la mujer a AFP sobre su calvario en el estado Bolívar (sur).
Son varios los casos de embarazadas que alumbran en la calle al no ser recibidas en los centros médicos estatales.
A inicios de noviembre, una mujer fue grabada teniendo a su hijo en cuclillas junto a un árbol frente al hospital de Guaiparo, el más grande de Bolívar.
Muchas veces toca devolver a las pacientes “porque no hay material quirúrgico, ni anestesiólogos. Ni siquiera hay cloro para limpiar los cubículos”, cuenta Silvia Bolívar, enfermera de la Maternidad Concepción Palacios, la más grande de Caracas.
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