FLORENCE (EE.UU.). La tormenta tropical Florence ha dejado ya 13 muertes en la costa sureste de Estados Unidos y se esperan más víctimas entre aquellos que han desobedecido la orden de evacuación obligatoria y se pueden dejar llevar por la impaciencia, ante el lento castigo al que el ciclón somete a Las Carolinas.
Más de un millón y medio de personas recibieron órdenes de evacuar sus viviendas en las costas de Carolina del Norte, Carolina del Sur y Virginia, pero muchos miles decidieron quedarse y afrontar el peligro en casa, en primera línea del frente.
“Salgan de su camino”, alertó el presidente de EE.UU., Donald Trump, en un vídeo especial para instar a los ciudadanos a que no “jugasen” con un ciclón que traía “enormes cantidades de agua”.
A su advertencia se sumaron las de autoridades de todos los niveles del Estado, pero muchos las ignoraron.
Incluso horas antes de que Florence tocase tierra como huracán de categoría 1, con vientos de más de 90 millas por hora (150 kilómetros por hora), los equipos de emergencia tenían que salir a rescatar a personas cuyas casas habían sido inundadas en localidades costeras como New Bern, situada junto a la desembocadura de un río Neuse desbordado.
Poco a poco comenzaron a llegar las noticias de los fallecimientos. Los primeros, una madre y su bebé a los que se les cayó un árbol en su casa de Wilmington, a pocos kilómetros de Wrightsville Beach, donde el huracán toco tierra a primera hora del viernes.
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