La corrupción no es nada menos que la acción y efecto de corromper a los fines de salir beneficiados sobre una cosa.
He definido este mal porque desde hace años, la República Dominicana ocupa los primeros lugares en los índices de percepción de la Corrupción.
Sin embargo, este flagelo solo se mide en el ámbito público, con relación al uso de los recursos del Estado...este flagelo debería verse como una preocupación universal.
En el ámbito privado, este sector evade más 37 mil millones de pesos en impuestos que deberían llegar al gobierno y que contribuirían con las reformas que se vienen implementados en el país.
No obstante, el empresariado dominicano solo mete “el dedo en la llaga”, en momentos en que se avecinan torneos electorales.
Podemos interpretar que esta una forma de continuar chantajeando al que está (gobierno) y a la vez ir acondicionando al que tiene posibilidad de llegar a dirigir los destinos de la nación.
También se puede interpretar como presión para que aumente el número de exoneraciones que otorga el Estado, en beneficio de este grupo de magnates.
Si bien es cierto que hay que atacar este mal, no es menos cierto que hay que hacerlo desde todos los ámbitos, a fin de arrancarlo de raíz.
En el reciente informe basado en el índice de la percepción de la corrupción, República Dominicana, sigue ocupando los primeros lugares; pero llama la atención que solo se limite al ámbito político.
¿Es que acaso los demás sectores que componen la sociedad, no son corruptos?
Me planteo esta interrogante porque de ocupar el lugar 103 como uno de los países más corruptos de América Latina; pues deberían abarcar todos los sectores que de una u otra manera estarían implicados con relación a este flagelo.
Por: Estarlin Canelo
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